Los autores de la Constitución se inspiraron en el pensamiento político y la filosofía de la Ilustración Europea y en la Constitución Americana adoptada en 1787. Creían que el poder debía servir al bien de toda la nación, no sólo a los intereses de las clases privilegiadas. La Constitución estaba destinada a lanzar nuevas reformas destinadas a fortalecer el Estado. Desde la perspectiva actual, las medidas adoptadas para defender a Polonia en peligro de sus vecinos de entonces son un ejemplo de la responsabilidad y la perspicacia de las elites de la sociedad. La última partición de Polonia por Austria, Prusia y Rusia en 1795 condujo a la desaparición del Estado polaco. Años más tarde, los coautores de la Constitución del 3 de mayo, Ignacy Potocki y Hugo Kołłątaj, concluyeron que era «la última voluntad y el testamento de una patria que expira».
La celebración de la Constitución del 3 de mayo fue prohibida en la Polonia repartida. Cuando Polonia recuperó la independencia después de la Primera Guerra Mundial, el aniversario de la Constitución del 3 de mayo fue declarado fiesta nacional en 1919. Bajo la ocupación alemana y soviética era ilegal observar el Día de la Constitución del 3 de mayo. Después de la Segunda Guerra Mundial, las autoridades comunistas de Varsovia trataron de prohibir las celebraciones del 3 de mayo porque invocaban las tradiciones de la Polonia independiente y su espíritu nacional-católico. En su lugar, la propaganda promovió el Día del Trabajo. Durante muchos años no hubo ceremonias nacionales para celebrar la Constitución del 3 de mayo, y todos los intentos de celebrarlo solían terminar con arrestos y persecuciones. En 1990, tras la caída del comunismo y la recuperación de la soberanía de Polonia, se restableció la tradición de la preguerra y el 3 de mayo fue reivindicado como fiesta nacional.
Oficina de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores