Los tres primeros están formados por críticas o comentarios de libros imaginarios, lo cual nos lleva directamente a Jorge Luis Borges, el creador del canon posmoderno. Hablar de un libro que no existe es, en realidad, el juego posmoderno por excelencia: reflexiona sobre su propio código; insinúa que lo inventado es tan real como lo real porque lo real también ha sido, de algún modo, inventado; crea un mundo alternativo, con lo que sugiere que lo que tomamos por «realidad» no es más que una posibilidad entre muchas, etc.
Fascinados con la historia, los posmodernos siempre se sintieron atraídos por el hecho histórico más extraño e incomprensible de todos, el nazismo. Uno de los ensayos de Provocación nos presenta las ideas del autor imaginario Horst Aspernicus para intentar explicar el enigma del holocausto. En «Gruppenführer Louis XVI», de un tal Alfred Zellermann, otra vuelta de tuerca del tema de la sociedad y la historia como construcciones arbitrarias o juegos, un grupo de nazis escapan a Sudamérica, donde crean una sociedad idéntica a la de la Francia del siglo XVII. Su proyecto es negar sistemáticamente la realidad y sustituirla por otra inventada, tan inventada e imaginaria que todos los que participan en la escrupulosa mascarada pretenden, por ejemplo, hablar francés aunque ninguno de ellos conoce esa lengua y lo que hablan, de hecho, es alemán. ¿Es eso la cultura, una negación sistemática de la realidad, la construcción de una realidad inventada?
Otros temas que hallamos en estos libros infinitos: el exceso de cosas que existen en el mundo, la imposibilidad de comprender el presente (en parte debido a ese exceso de cosas, de libros, de información), los límites entre la vida y la máquina. «Being Inc.» trata de una empresa cuya misión es diseñar la vida de sus clientes en sus menores detalles, una variación de «La lotería en Babilonia» de Borges. La empresa Being Inc. tiene tanto éxito que todo el mundo acaba olvidándose de su existencia y sustituye, de manera eficaz, a la vida real. Pero ¿existía una «vida real» anterior a la que sustituir? «La nueva cosmogonía» va todavía más allá. Es el supuesto discurso de aceptación del Nobel de un físico que ha descubierto que las leyes de la física de nuestro universo son completamente arbitrarias y fueron creadas como una especie de gran juego cósmico. De modo que no solo la historia, la cultura y nuestra vida personal son construcciones: también lo son el electromagnetismo, la fuerza de la gravedad o la velocidad de la luz.
El más enigmático de los cuatro libros es, quizá, el último, Golem XIV, donde Lem desarrolla uno de sus temas favoritos: la posibilidad de una inteligencia infinita. El gran ordenador Golem XIV es ya tan inteligente que resulta prácticamente imposible hablar con él, y sus comunicados son farragosos e incomprensibles. Esta inteligencia infinita es también absolutamente lógica, lo cual no tiene mucho sentido si pensamos que el mundo, tal como lo ha descrito el propio Lem tantas veces, no tiene nada de lógico, sino que es un gran campo de juegos. ¿Por qué Golem XIV es un lógico en vez de un bromista? ¿Por qué es un matemático y no un poeta, o un matemático poeta? ¿Por qué una inteligencia infinita no posee también una compasión infinita?
La lectura de los libros de La biblioteca del siglo XXI ha de ser fundamental para cualquiera que desee comprender la época y el pensamiento posmodernos. Muchas de las predicciones de Lem en estas obras tan desternillantes como terroríficas se están cumpliendo a nuestro alrededor, y muchas veces en la peor de las versiones posibles. El mensaje principal de La biblioteca del siglo XXI podría ser este: no aceptes dócilmente lo que ves, lo que te cuentan. Todo tiene un autor. Aunque sea inventado.
Andrés Ibáñez, escritor