La revista literaria Sibila publica el ensayo “Sobre Joseph Brodsky, sin ningún orden” de Adam Zagajewski
ADAM ZAGAJEWSKI
Poeta polaco (1945-2021). Fue una de las más relevantes voces contemporáneas.
En 1982 se exilió a París y posteriormente a Estados Unidos, donde durante 7 años fue profesor de literatura en la Universidad de Chicago. De su producción poética destacan ”Ir a Lvov” (1985), “Lienzo” (1990), “Tierra del fuego” (1994; Acantilado, 2004), “Deseo”(1997; Acantilado, 2005), “Anhelo” (1999), “Regreso” (2003) y “Antenas” (2005), estos dos últimos recopilados también en Acantilado bajo el título “Antenas” (2007). Entre sus libros de ensayo se encuentran “Dos ciudades” (1995; Acantilado, 2006), “En defensa del fervor” (2002; Acantilado, 2005) y “Solidaridad y soledad” (1982; Acantilado, 2010). Acantilado ha publicado en 2012 su libro de poemas “Mano invisible” (2009), y “Releer a Rilke” (2017). La última obra publicada en España “Una leve exageración”, Acantilado (2019).
La obra de Adam Zagajewski ha recibido numerosos reconocimientos y ha sido ampliamente premiada tanto en Polonia como internacionalmente. Adam Zagajewski recibió los premios literarios más importantes, entre ellos: Griffin Prize, premio Heinrich Mann, Premio Europeo de la Poesía, premio Neustadt, premio Vilanica y premio Zhnghun conocido como el Nobel chino. Entre los premios recibidos destacan el Neustad International Prize for Literture, el premio Griffin Trust for Excellence in Poetry por el conjunto de su obra y el premio de Jean Améry. Fue galardonado también con el Premio Europeo de Poesía 2010 y el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2017. Desde 2019 formaba parte de la prestigiosa American Academy of Arts and Letters.
FRAGMENTOS DEL ENSAYO
Un anécdota sobre un regalo que hizo Brodsky a Zagajewski
“Antes, cuanto todavía prestaba más atención a la elegancia, estaba orgulloso de mi americana negra, muy bonita, de cachemir. Había sido un regalo. Me la dio Joseph Brodsky a principios de los años 90, en París. Tal vez fuera en 1991; lo que es seguro es que fue en una cena que tuvimos en casa de John Willett y de su mujer, Chantal, una casa que estaba en la tercera o cuarta planta, con una vista a la iglesia de Saint-German-des-Prés y a un busto de Apollinaire obra de Picasso (el poeta estaba representado un poco como si fuera un niño de gran cabeza, siempre me ha gustado ese retrato un poco cubista del autor de Zona).”
“Joseph me dio esa maravillosa americana, casi nueva, a decir verdad nueva del todo porque la había acabado de comprar; por lo que dijo, se la hizo comprar Véronique Schiltz, amiga suya y que era su embajadora en Francia, traductora de sus poemas y ensayos. Se habían conocido en los años 60 en Leningrado. Véro, tal como la llamaban en su grupo de amistades, también ejercía el papel de protectora de Joseph en las así llamadas cuestiones de la vida cotidiana; cuando el poeta estaba en París seguía lo que le decía Véro, mientras que en los Estados Unidos había otras personas, otros vectores que cumplían ese papel. El mismo Joseph más de una vez se había puesto una corbata agujereada por las polillas y era capaz de no separarse nunca de una sola americana; Véro se encargaba del decoro del poeta ya famoso. Me dio esa maravillosa americana de cachemir, que seguramente era muy cara, argumentando que había sido un error filosófico (y que en parte se debía a Véro). Es decir, que cuando ya había comprado la americana se dio cuenta de que en los Estados Unidos, donde pronto debería estar en el cuerpo de su propietario, era sinónimo de una cierta convencionalidad burguesa, y que en un nivel determinado del prestigio social llevar una americana de cachemir como aquella era (tanto en invierno como en verano) algo obligatorio y por ende trivial, es decir inaceptable para un poeta. Yo no tenía tantos escrúpulos.”
SOBRE SIBILA
Sibila, que celebró en 2017 su 20º aniversario, teje en cada uno de sus números la rapsodia inabarcable de las artes visuales, la música y la literatura en una misma danza triúnica y coral. Celebra el ceremonial poético de las artes que otras revistas antes y otras después repetirán de forma diferente. Así fueron las revistas de José Lezama Lima en La Habana: Verbum, Espuela de plata, Nadie parecía, hasta llegar a la travesía órfica de los años de Orígenes, mito insular de las revistas rapsodas. Juan Ramón Jiménez también acarició en España esta utopía rapsódica en los tres números de su revista Índice de 1921, y como él otros artistas y poetas de latitudes y épocas distantes. Sibila surgió en la memoria de esta tradición y en la profecía de su perpetuidad. La rapsodia de Sibila se compone de lenguajes artísticos musicales, visuales y literarios raptados mediante una cosedura poética común, que es el odé o canto musical de la Sibila milenaria.
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