Un clásico de masas que descubre lo mejor (y lo peor) del ser humano traducido al español por Higinio Paterna.
SOBRE LA NOVELA
El curandero es el título de una de las novelas más conocidas y exitosas de Tadeusz Dołęga-Mostowicz, notable novelista polaco muy popular a principios del siglo XX y que edita por primera vez en español Sekotia. Concebida como un guion de cine la novela comparte algún episodio con la propia vida del autor, como la paliza que sufre el protagonista, un eminente cirujano que tras la fuga de su esposa con la hija de ambos ve cómo su mundo de éxito y comodidad material se desmorona. El otrora respetado doctor Wilczur se convertirá en Antoni Kosiba, un tipo necesitado de lo más elemental.
¿Cómo reacciona el ser humano cuando su vida se transforma en otra? ¿Puede el bien triunfar sobre la codicia y el mal? ¿Acabará por volver el pasado, como si fuera un fantasma, a la vida del médico? Dołęga-Mostowicz dibuja con maestría cómo era la sociedad de su época, primer tercio del siglo pasado, ajusta cuentas con los vicios de quienes ocupaban el poder en aquellos años y bucea en el interior del hombre para sacar lo mejor a pesar de lo adverso de sus circunstancias.
SOBRE EL AUTOR
La vida de Tadeusz Dołęga-Mostowicz (1898-1939) es digna de un filme de aventuras. Nació en el palacete de su familia en Okuniewo, actual Bielorrusia, se alistó en el ejército, vivió y vistió como un dandy inglés y guardó con celo su vida privada, se rodeó de lujos y padeció, también, la pobreza y el dolor en sus huesos.
Periodista de éxito en Rzeczpospolita y crítico con la dictadura del mariscal Piłsudski, el episodio de la paliza que sufrió a manos de un grupo de siete hombres, y que le dejó secuelas en un oído, propició casi un levantamiento popular y que los medios polacos cerraran filas en torno él. Decidió entonces dejar el periodismo y centrarse en la literatura.
Sus libros fueron carne de película: siete de ellos (publicó 17 en total) los llevó a la pantalla el director Michał Waszyński y cuando Hollywood quiso hacer lo propio una bala en el frente polaco-bolchevique se lo llevó por delante en 1939. Witold Gombrowicz fue uno de los escritores que le mostraron su admiración incondicional por esta estrella de masas.
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