Fueron asesinados 22.000 polacos, 15.000 de ellos eran prisioneros (oficiales, profesores, policías, doctores, abogados, ingenieros, sacerdotes, intelligentsia, funcionarios, comerciantes, activistas…). Entre los símbolos de la campaña están las réplicas de un botón del uniforme de un oficial encontrado en Katyń, que se distribuyen en las calles de las ciudades polacas. Al botón, el silencioso testigo de la masacre, el poeta Zbigniew Herbert, que perdió a un familiar en Katyń, le dedicó un poema, que recordamos en la versión castellana de Xavier Ballester.
BOTONES
Solo unos botones indoblegables
Sobrevivieron a la muerte testigos de la matanza
Desde las profundidades emergen hasta la superficie
Como único monumento sobre sus tumbas
están ahí para dar testimonio Dios contará
su número y se apiadará de ellos
mas cómo habrán de resucitar los cuerpos
si solo son una pegajosa partícula de tierra
sobre ellos voló el ave navega la nube
cae la hoja germina la malva
y silencio hay en las alturas
y humea de niebla el bosque de Katyń
solo unos botones indoblegables
poderosa voz de coros enmudecidos
solo unos botones indoblegables
botones de abrigos y uniformes
Fuente: Z. Herbert, Poesía completa, trad. X. Ballester, Lumen 2012, p. 531
IMAGEN
Pins conmemorativos con réplicas de los botones
Texto al fondo: «¡¡Papá querido!! queridísimo… ¿Por qué no vuelves? (…) Ahora no voy a la escuela, porque hace frío. Cuando vuelvas, te alegrará saber que tenemos un nuevo perro. Mamá lo llamó Filuś… Cześ»». Fragmento de la carta de un niño a su padre. Fechada el 8 de enero de 1940.
Fuente: Museo Central de Prisioneros de Guerra https://www.cmjw.pl/muzeum2/media-o-nas/prasa/tatusiu-kiedy-wrocisz,145.html
Fot.: Gabriela Słowińska