Tras el cambio de sistema, en 1989, el cine polaco cambió su forma de funcionamiento: hoy día está organizado de manera similar a la de la mayoría de las cinematografías de Europa occidental de tamaño medio. Para la realización de sus proyectos, los directores buscan co-financiación extranjera y productores privados; con frecuencia reciben también ayuda de las televisiones, ya sean públicas o privadas. Las ideas más valiosas son apoyadas por el estado, que asigna a su producción -por decisión del ministro- parte del presupuesto destinado a la cultura. Como industria, el cine polaco demostró su eficiencia ya a principios de los años 90, cuando se coprodujo en Polonia la Lista de Schindler (1993), de Steven Spielberg, y tres cocreadores de la película: el fotógrafo Allan Starski y los escenógrafos Janusz Kamiński y Ewa Braun, fueron premiados con el Oscar.
Aunque este cine se realiza en un nuevo sistema democrático, su tradición artística se consolidó en los años de la Polonia Popular. Especialmente en los años 1956-1981, cuando el régimen comunista perdió su severidad ideológica, el cine polaco consiguió, en su gran mayoría, evitar el cumplimiento de las exigencias propagandísticas del poder, y ponerse del lado de la sociedad. Fue en aquel periodo cuando se desarrollaron las dos corrientes artísticas más importantes en la historia del cine polaco: la «escuela polaca de cine», de los años 1956-1961, y el «cine de la inquietud moral», de los años 1975-1981.
En especial sigue viva la tradición de la primera corriente, vinculada aún con la literatura romántica, si bien, es cierto que desde hace más de cuarenta años no vive el mayor racionalista y burlón de la «escuela polaca», Andrzej Munk (1921-1961), autor de, entre otras, La suerte bizca (1959) y Pasajera (1961, estrenada en 1963); y desde hace dos Wojciech Has (1925-2000). Su El manuscrito encontrado en Zaragoza (1964), relato iniciático de los tiempos napoleónicos, a tal grado se convirtió en un favorito de Martin Scorsese que este director compró todas su copias para restaurar la obra. El maestro del cine polaco, Andrzej Wajda, director de, entre otras, Cenizas y diamante, La tierra prometida y El hombre de mármol, recibió un Oscar por el conjunto de su obra. Su reciente adaptación del poema nacional de Adam Mickiewicz, El Señor Tadeusz (1999) recordó a los polacos su fantasía colectiva sobre sí mismos, pero también les hizo darse cuenta de cuán lejos está esa fantasía de la realidad actual. Durante el festival de Berlín de 1999, la fundación americana Cinema Foundation otorgó a Wajda el Premio a la Libertad, que entregaba por primera vez, a las personalidades cinematográficas más valientemente creadoras de los países de Europa Central y del Este. Desde entonces el premio lleva el nombre de Andrzej Wajda, y cada año lo entrega él personalmente. En el año 2000 lo recibió la directora ucraniana Kira Muratowa, en 2001 el surrealista checo Jan Szvankmajer y en 2002 el joven director alemán Andreas Dresen.
Junto a Wajda, entre los artistas de la «escuela polaca de cine», ocupa un lugar importante Kazmierz Kutz (1929), autor de hermosas películas que muestran el folclore de la Alta Silesia. Su La muerte como pedazo de pan, con la magnífica música de Wojciech Kilar, recordaba el mito del sindicato obrero «Solidaridad» a través de la reconstrucción de un hecho trágico: la pacificación por el ejército de los mineros en huelga de la mina silesiana Wujek tras la implantación del estado de guerra en diciembre de 1981. Jerzy Kawalerowicz, autor de ascéticas moralidades de época, como La Madre Juana de los Ángeles (1960) o Faraón (1966), realizó hace poco la espectacular Quo Vadis? (2001) basada en la novela clásica de Henryk Sienkiewicz, premio Nobel de literatura. Desafortunadamente, desde hace años no ha hecho ninguna película el escritor y director Tadeusz Konwicki (1926), precursor del cine de autor (El último día del verano, 1958). Sus originales y visionarias obras -el filme autobiográfico Qué lejos de aquí, qué cerca (1972), o El valle de Issa (1982), basado en la novela del también premio Nobel Czesław Miłosz-, hacen pensar en el carácter multiétnico de la cultura polaca, en la que durante varios siglos convivieron polacos, judíos, rusos, lituanos, alemanes…
Vale la pena agregar que en los años 30 del siglo XX, Polonia era el lugar donde se producía la mayor cantidad de películas judías en yiddish y también las de mayor calidad. Hoy en días estas películas -como Dibuk (1937), de Michał Waszyński, o Yidl mitn fidl (1936), de Józef Green y Jan Nowina-Przybylski-, mostradas en copias restauradas, viven una segunda juventud. En esta última película, el papel principal lo interpreta Molly Picon, que llegó invitada de Estados Unidos. Sin embargo, generalmente actuaban en estas películas magníficos actores judíos de Polonia, como Ida Kamińska, que muchos años después de la guerra interpretó el papel principal en la película checa premiada con el Oscar a la mejor película extranjera The Shop on Main Street (1965).
La última película que puede ser vinculada a la «escuela polaca» es la película de Roman Polański El pianista, que recibió la Palma de Oro en el festival de Cannes en 2002 y el Oscar al mejor director, el Oscar al mejor actor principal y el Oscar al mejor guión adaptado en la edición de estos prestigiosos premios en 2003.
Polonia fue sólo coproductora de la película, pero fue rodada íntegramente en Polonia y habla del destino de un artista polaco de origen judío. Roman Polański -hoy reconocido actor, director y guionista-, interpretó su primer papel cinematográfico importante en Generación (1954), de Wajda, película que inauguró la «escuela polaca»; fue asistente de Munk en Zezowate szczęście, y el diploma de la Escuela de Cine de Łódź lo consiguió con Cuando los ángeles caen (1959), parodia de los logros de dicha corriente. Durante sus muchos años de trabajo en Occidente, ha permanecido fiel a sus colaboradores polacos, como Krzysztof Komeda, que compuso la música para la más divertida de las películas británicas de Polański, El baile de los vampiros (1967), y para la mejor de las americanas, Rosemary´s Baby (1968). La música de El pianista es de otro compositor polaco, Wojciech Kilar, y el autor de la fotografía es Paweł Edelman.
Otra cosa sucedió con la otra corriente clásica del cine polaco: el «cine de la inquietud moral», que, a partir de una imagen de la realidad, criticaba la desnaturalización del sistema comunista en Polonia. Dos de los más destacados creadores -que lograron superar el intervensionismo sumario- son Agnieszka Holland (1948) y Krzysztof Kieślowski (1941-1996), autor de la película considerada como la obra maestra de esta corriente: Amator (1979). A finales de los años 80 y principios de los 90, Kieślowski alcanzó renombre como el principal director europeo.
Con las diez películas de Decálogo estableció el modelo de cómo pasar de la simple observación de la realidad al planteamiento de preguntas fundamentales, importantes para todos. Los siguientes pasos por este camino fueron las posteriores producciones: La doble vida de Verónica (1991) y la trilogía Tres colores (1993/94), todos con la inolvidable música de Zbigniew Preisner. Sus papeles en estas películas permitieron a las jóvenes actrices francesas Juliette Binoche e Irene Jacob ser reconocidas como representantes de la mejor tradición de actuación cinematográfica europea.
El «cine de la inquietud moral» constituye todavía un modelo productivo de creación. Entre sus representantes, el más apreciado es Krzysztof Zanussi (1939), cuya película La vida como enfermedad mortal transmitida por vía sexual (2000) muestra como hablar de cuestiones de vital importancia al tiempo que se observa la contemporaneidad. En un modelo similar se insertan los principales representantes de las siguientes generaciones de creadores. Recreando un auténtico asunto criminal de principios de los años 90, Krzysztof Krauze (1953), en su película La deuda (1999), plantea la pregunta sobre las fronteras legales de la defensa propia, pero también las políticas y morales, sobre el precio de la transformación del sistema, sobre la preparación espiritual para la libertad. Por su parte, en Hola Teresa (2001), a través de la cruda imagen de dos adolescentes que comienzan a vivir, Robert Gliński (1952) muestra como la actual crisis de valores se traduce en la impotencia de todas las instituciones educativas.
Las intérpretes de los papeles principales, Aleksandra Gietner y Karolina Sobczk, fueron honradas con el Young Artist Award del festival de Denver.
La más optimista de estas obras parece ser Edi (2002), reciente debut de Piotr Trzaskalski (1967), que a través de una serie de sugestivas imágenes convence de que incluso el hecho de ser un outsider desposeído y sin techo no imposibilita la felicidad y la armonía interior.
Con gran sensibilidad, el director une la perspectiva del registrador objetivo de la miseria con imágenes dignas de los adeptos al budismo zen (excelente fotografía de Krzysztof Ptak).
Actualmente, lo más característico en cuanto al desarrollo de la cinematografía polaca se refiere es el grupo de los autores-individualistas, que elaboran una original poética y se comunican con el público a través de la descripción de su propio mundo, creado a partir de fragmentos auténticos o mitologizados de su biografía. Entre los más consecuentes autores de este grupo se encuentra Andrzej Kondratiuk (1936). Desde hace años, con películas como El huso del tiempo (1995) o Reloj de sol (1997), realiza un cine autobiográfico privado, en el que cumple todas las fuciones posibles: guionista, escenógrafo, productor e intérprete del papel principal. El principal burlador del cine polaco actual es Marek Koterski (1942), quien a través de sus protagonistas muestra el amargo destino del intelectual frustrado. Kotarski es autor de El día del pirado (2002), con la extraordinaria actuación del actor polaco Marek Kondrat en el papel principal. Por su parte, el debutante más famoso de los años 90, Jan Jakub Kolski (1956), ha recreado en sus obras, entre otras Jańcio Wodnik (1993) y Historia del cine en Popielawy (1998), un mundo aparte situado lejos de la civilización, en el campo, donde las preguntas éticas elementales suenan de lo más natural. Finalmente, hay que anotar el logrado debut como director del hasta ahora actor Jerzy Stuhr (1947), que como autor de Historias de amor (1997) o El gran animal (2000), ingresó con éxito en este grupo.
De entre los géneros del cine comercial el más popular es actualmente la comedia. Son considerados directores de culto, algunos creadores de comedias de la época comunista, que lograron «atrapar» en sus películas el absurdo del funcionamiento cotidiano del sistema: Stanisław Bareja (1929-1987), autor de Osito (1980), y Marek Piwowski (1935), realizador de Travesía (1970), película que sigue conquistando nuevas generaciones de admiradores. Hoy en día, el especialista del género es Juliusz Machulski (1955), autor de Sexmisión (1983), hit de los años 80, divertido pastiche de ciencia ficción interpretado por el ya mencionado Jerzy Stuhr. Durante la última década otra de sus películas alcanzó un nivel parecido de popularidad: Kiler (1997). Esta historia de un pobre taxista tomado equivocadamente por un asesino a sueldo no sólo dio ocasión para echar una mirada satírica al estado espiritual de sus compatriotas, sino que fue narrada tan diestramente que los productores de Hollywood decidieron comprar los derechos para la realización de un remake americano.
Un capítulo importante de la tradición cinematográfica polaca lo constituye el cine documental artísitico. Aún enseña en la Escuela de Cine de Łódź el director clásico del cine documental polaco, Kazimierz Karabasz (1930), autor de los famosos Los músicos (1960), cinta de diez minutos que Krzysztof Kieślowski, alumno de Karabasz, incluyó en su lista de las diez mejores películas del mundo con ocasión del centenario del cine. La escuela polaca de cine documental consistía en proponer una imagen tal de la realidad que creara una generalización, una metáfora del destino. El mismo Kieślowski realizó excelentes documentales (Primer amor, Hospital). Hoy, el maestro de este tipo de cine es Marcel Łoziński (1940), que en la época de la Polonia Popular realizó documentales que desenmascaraban la hipocresía y la falsedad del sistema (Cómo vivir, 1977), y actualmente -en películas como A 89 mm de Europa (1994) o Todo puede suceder (1995)- busca la situación que mejor refleje la condición espiritual del hombre contemporáneo. Uno de los documentalistas de mayor talento de la joven generación es su hijo, Paweł Łoziński (1965), creador de una original fórmula de documento privado, en la que retrata a sus vecinos de edificio con una cámara de vídeo VHS (Una historia así, 1999). De entre los demás creadores destaca el documentalista-viajero Andrzej Fidyk (1953). Su Desfile (1989), registro de las celebraciones del 40 aniversario de la República Popular de Corea, es una fascinante metáfora del sistema totalitario. Los cineastas de Calcuta (1998), peculiar homenaje a la cinematografía de la India y a la India misma -país con la mayor producción cinematográfica anual en el mundo- ganó el Grand Prix del festival de producciones para televisión de Banff. Una de sus más recientes obras, La danza de los juncos (2001) es una colorida, aunque pesimista descripción, de las costumbres y los problemas de los Suazi, una pequeña nación en el sur de África. Según un reporte de la ONU de junio de 2000, en los próximo años más de la mitad de los adolescentes de los Suazi morirá de sida. El documental de Fidyk obtuvó el premio del World Media Festival en la categoría «sociedad», y en la feria de televisión de Colonia fue incluido entre las diez mejores producciones para televisión del mundo en 2001.
Las películas polacas de dibujos animados solían ser terreno de experimentos artísticos y al mismo tiempo portadoras de contenidos literarios y filosóficos. Maestros de este género cinematográfico fueron: Jan Lenica (1928-2001), que durante varios años trabajó en Occidente y fue autor de animaciones como Laberinto (1963) o Ubu Rey (1979); y también Walerian Borowczyk (1923), creador de grotescas como Le Concert de M. et Mme. Kabal (1962). Actualmente, los principales creadores de este tipo de películas son: en Cracovia, Jerzy Kucia (1942), eterno experimentador, llamado «el Bresson de la animación mundial», y, en Varsovia, Piotr Dumała (1956), realizador de originales adaptaciones animadas de obras maestras de la literatura mundial (Light, 1985; Crimen y castigo, 2001). Lugar aparte ocupa Zbigniew Rybczyński (1949), ganador del primer Oscar polaco por la película Tango (1982) y llamado «el papa del vídeo».
En realizaciones como La escalera (1987), La orquesta (1990) o Kafka (1991), entre otras, Rybczyński se muestra como explorador de las nuevas posibilidades artísticas y de conocimiento que ofrecen las nuevas tecnologías, como el sistema High Definition.
En Polonia hay dos escuelas artísticas estatales para la formación de cineastas. La más antigua y más famosa es la Escuela Estatal de Altos Estudios de Cine, Televisión y Teatro de Łódź, que funciona desde hace más de cincuenta años y que ha formado a muchos destacados directores, fotógrafos, actores, directores de producción, con Wajda, Polański y Kieślowski a la cabeza. La segunda es la Facultad de Radio y Televisión de la Universidad de Silesia en Katowice. Ambas escuelas forman también estudiantes extranjeros. Acabados los estudios, la televisión polaca facilita el despegue de las nuevas promesas, permitiéndoles la realización de sus primeros largometrajes en el marco del ciclo «Generación 2000». Los jóvenes realizadores enriquecen el cine nacional con una nueva perspectiva como gente formada ya en la Polonia democrática, libres de los prejuicios y los complejos de sus padres. Entre los más interesantes se puede mencionar a Małgorzata Szumowska (El hombre feliz, 2000), Łukasz Barczyk (Te estoy mirando, Marisia, 2000) o Marek Lechki (Mi ciudad-, 2002).
Entre los muchos festivales de cine que se organizan cada año en Polonia, son tres los de mayor significación. Para la cinematografía nacional el más importante es el Festival Nacional de Largometrajes de Gdynia (anteriormente de Gdańsk), que se organiza desde 1974, y en el que cada mes de septiembre se muestra la totalidad de la producción polaca; el Grand Prix lleva el nombre de León de Oro. El de mayor tradición es el Festival de Cine de Cracovia, que se realiza sin pausa desde 1960, y que incluye dos concursos distintos, uno nacional y otro internacional; en estos concursos se otorga el Lajkonik de Oro y el Dragón de Oro a los mejores documentales y cortometrajes. El que tiene una tradición más breve es el que desde 1993 se organiza a finales de noviembre y principios de diciembre, y que recibe el nombre de Festival Internacional de Fotógrafos de Cine «Camerimage», que concede al mejor fotógrafo del mundo la Rana de Oro.
En Polonia la teoría cinematográfica, que se enseña en todas las universidades del país, tiene también una particular importancia y por ello se le presta una especial atención. Estudios de cine ofrecen también la Universidad Jaguellónica de Cracovia y la Universidad de Łódź. Entre las muy variadas revistas de cine, las más importantes son el «Kwartalnik Filmowy», científico, y dos mensuales: la más ambiciosa «Kino» (tipo «Cahiers du cinéma») y la popular «Film» (tipo «Premiere»).
Filmografia selecta de Roman Polański
1965 Repulsión – guión y dirección; con Catherine Deneuve
1968 Rosemary’s Baby – guión y dirección; con Mia Farrow y John Cassavetes
1974 Chinatown – dirección; con Jack Nicholson y Faye Dunaway
1979 Tess – dirección; con Nastassja Kinski
1988 Frantic – guión y dirección; con Harrison Ford
1992 Bitter Moon – guión y dirección; con Emmanuelle Seigner y Peter Coyote
1994 Death and the Maiden – dirección; con Sigourney Weaver y Ben Kingsley
2001 El pianista – guión y dirección; con Adrien Brody
Filmografia selecta de Agnieszka Holland
1988 To Kill a Priest – guión y dirección; con Christopher Lambert y Ed Harris
1990 Hitlerjunge Salomon – guión y dirección; con Solomon Perel y Marco Hofschneider
1993 Secret Garden – dirección; con Maggie Smith
1995 Total Eclipse – dirección; con Leonardo DiCaprio
1997 Washington Square – dirección; con Jennifer Jason Leigh y Albert Finney
1999 Third Miracle – dirección; con Ed Harris y Anne Heche
2001 Golden Dreams – dirección; con Whoopie Goldberg
Principales premios en festivales
•2002 Palma de Oro de Cannes – El pianista de Roman Polański
•1998 León de Oro de Venecia – Andrzej Wajda por el conjunto de su obra
•1995 Oso de Plata de Berlín – Tres colores. Blanco de Krzysztof Kieślowki
•1993 León de Oro de Venecia – Roman Polański por el conjunto de su obra
•1993 León de Oro de Venecia – Tres colores. Azul de Krzysztof Kieślowski
•1990 Palma de Oro de Cannes a la mejor interpretación femenina – Krystyna Janda en la película Interrogatorio de Ryszard Bugajski
•1985 Concha de Oro de San Sebastián – Yesterday de Radosław Piwowarski
•1984 León de Oro de Venecia – El año del sol tranquilo de Krzysztof Zanussi
•1982 Palma de Oro de Cannes a la mejor interpretación femenina – Jadwiga Jankowska-Cieślak en la película húngara Another Way de Karola Makk
•1981 Palma de Oro de Cannes – El hombre de hierro de Andrzej Wajda
•1980 Oso de Plata de Berlín al mejor actor – Andrzej Seweryn en la película Dyrygent (El director de orquesta) de Andrzej Wajda
•1973 Concha de Plata de San Sebastian – Wesele (La boda) de Andrzej Wajda
•1966 Oso de Oro de Berlín – Cul-de-sac de Roman Polański
Selección de nominaciones al Oscar
•2001 Sławomir Idziak por la fotografía de la película Black Hawk Down, dir. R. Scott
•1995 Krzysztof Kieślowski Tres colores. Rojo – mejor película extranjera
•1991 Agnieszka Holland Hitlerjunge Salomon – mejor guión
•1985 Agnieszka Holland Bittere Ernte – mejor película extranjera
•1976 Andrzej Wajda La tierra prometida – mejor película extranjera
•1974 Roman Polański Chinatown – mejor película y mejor dirección
•1968 Roman Polański Rosemary’s Baby – mejor adaptación
•1966 Jerzy Kawalerowicz Faraón – mejor película extranjera
•1961 Roman Polański El cuchillo en el agua – mejor película extranjera
Fotógrafos polacos de mayor renombre internacional
Andrzej Bartkowiak – Stranger among Us (1992), dir. S. Lumet; Prizzi’s Honour (1985), dir. J. Huston; Terms of Endearment (1983), dir. J.L. Brooks.
Sławomir Idziak – Black Hawk Down (2001), dir. R. Scott (nominada para el Oscar a la mejor fotografía); Proof of Life (2000), dir. T. Hackford; Tres colores. Azul (1993), La doble vida de Verónica (1991), dir. K. Kieślowski.
Janusz Kamiński – Schindler’s List (1994), The Lost World: Jurassic Park (1997), Saving Private Ryan (1998), Minority Report (2002), dir. S. Spielberg; Jerry Maguire (1996), dir. C. Crowe
Andrzej Sekuła – Reservoir Dogs (1992) y Pulp Fiction (1994), dir. Q. Tarantino
Piotr Sobociński (1958-2001) – Tres colores. Rojo (1994), dir. K. Kieślowski; Marvin’s Room (1996), dir. J. Zaks; Twilight (1998), dir. R. Benton.