Exposición del cartel polaco de la colección de Krzysztof Dydo
La Escola d’Art i Superior de Disseny de València acoge la exposición de cartel polaco de la colección de Krzysztof Dydo.
EL CARTEL CONTEMPORÁNEO POLACO
Hace exactamente diez anos empecé a trabajar en la publicación del libro “El cartel polaco del siglo XX”, que apareció en las librerías a principios del ano 2008. Fue el resultado de muchos anos de observación de los cambios en el diseno de carteles que tuvieron lugar en Polonia y en el mundo. Los artistas jóvenes, que entonces comenzaban sus carreras, son hoy unos experimentados disenadores que trabajan en equipo o individualmente, y, a menudo, como profesores en las universidades. Hoy en día, mirando al cartel de la perspectiva más lejana, estoy convencido de la constante popularidad de este medio. Ante todo, es un continuo concurso de los debutantes.
Lo saben bien, también, los miembros de los jurados de un sinnúmero de concursos, festivales, espectáculos y bienales de carteles de todo el mundo, quienes, a menudo, fueron ganadores de eventos similares hace anos. Un número impresionante de nuevos trabajos muestra gran interés en este aún joven campo del arte. Los autores de las obras sobre papel no se preocupan por la marginación de su valor y por los injustos y continuos intentos de mantenerlas a la sombra por varios críticos y teóricos del arte. Así, como el cartel lucha por destacar en un espacio público, así ellos se presentan para su primera competición en un concurso.
En el mundo del cartel pasan muchas cosas. Los carteles – tanto europeos, como, los polacos, suizos o franceses, americanos o japoneses, en particular, ya no son como antes el único factor determinante del nivel de este arte. Incluso los concursos tradicionales y experimentados como la Bienal Internacional del Cartel de Varsovia, no son capaces de abarcar todas las tendencias y escuelas emergentes en este campo. La multitud y la facilidad de producción de los carteles en todo el mundo son enormes. Principalmente, debido a los avances tecnológicos en la impresión. Las obras de otras partes del mundo, especialmente de Asia: China, Irán, Corea, pero también de América Central y México, muestran su alteridad en el diseno gráfico. No siempre tienen carácter artístico, tradicional, pero tales también se encuentran. Para nosotros, también su recepción y su evaluación no son fáciles debido a la letra y la dificultad de captar los matices conceptuales.
Por cierto, el cartel, especialmente el artístico, no exige descripciones, porque él mismo tiene que luchar por transmitir el mensaje directo. Sin embargo, tenemos que recordar, que no se compone únicamente de la imagen, sino también del texto. Por lo general, entre estos elementos existe una específica construcción intelectual y es difícil sin la correcta lectura del texto y de las circunstancias de la creación del proyecto entender correctamente su significado. Tiene muchas caras, y esto es lo más valioso en él. Especialmente cuando se trata por igual el modo de su creación. Independientemente de cómo será el punto de partida: obra de diseno, pintura, grabado o dibujo. Lo que importa es el efecto.
Actualmente, en la propagación de ideas ayuda el Internet. Muchos proyectos se crean sólo para las necesidades de los disenadores, porque no se imprimen y únicamente se publican por vía electrónica. Antano los proyectos permanecían a la sombra del estudio, en las agendas, cuadernos de dibujo, en la mente. Ahora todos presumen de ellos públicamente. Antes de que el proyecto fuera impreso, tuvo que ser aceptado. Ya sea por el cliente, el censor, o el artista. Este último fue el que más se lo pensaba antes de imprimirlo en la técnica de la litografía, serigrafía, grabado en linóleo, grabado en madera y, finalmente, en Offset, que era la más cara. Ahora la impresión es barata. Es fácil disenar un cartel en el ordenador, y aún más fácil es imprimirlo digitalmente. Lo que más afecta a quien visualiza los proyectos de forma masiva es, muy a menudo, la falta de autocrítica, el hecho de copiarse de otros creadores, y, en ocasiones, la falta de conocimiento general. En el pasado, era difícil imaginar que los carteles de teatro, cinematográfico, de ópera, de la filarmónica, lo pudiera disenar alguien que no estuviese familiarizado con el tema. Ahora, esto sucede muy a menudo. Muchos proyectos son creados probablemente demasiado rápido. Pero no hay que ser pesimista. Cuando se conocen las obras de los artistas más grandes del cartel de, de al menos, varias décadas, parece que nada en este campo pueda sorprender. Un error. Resulta que los jóvenes artistas, ante los cuales se empieza a abrir un mundo de posibilidades, son capaces de sorprendernos.
La forma específica de la acción del cartel, un tanto estática, en comparación con las imágenes en movimiento, sigue siendo eficaz. Las observación periódica de los carteles impresos, o incluso de sus proyectos, dan cuenta de la evolución continua del lenguaje visual, que tiende en general a la concisión y el universalismo. Sin embargo, el cartel tiene dos almas. Una siempre responde a los valores de uso de la publicidad, y es conciso, en particular. La segunda, se centra en el valor puramente estético, artístico. Aquellos carteles, en los que estos dos valores son equivalentes en intensidad son los mejores. Tales obras no escasean.
El cartel polaco, tanto teatral, como cinematográfico, de ópera, de conciertos, festivales, deportivo o publicitario, ha sido siempre importante, valioso y único. Porque disenar carteles era todo un sueno y ennoblecía a sus creadores. Y, al contrario de nuevos rumores acerca del carácter arcaico de la publicidad transmitida por el cartel, incluso a pesar de la caída de tiradas de ejemplares que se imprimen, y su presencia menos frecuente en las zonas urbanas, pero más frecuente en los lugares asociados al arte, y a pesar de la publicidad cada vez más agresiva – el cartel está vivo y le va bien.
Desde que recuerdo, los teóricos y críticos de arte, habían predicho en varias ocasiones su muerte. El cartel, no sólo sobrevivió a todas estas previsiones pesimistas, sino incluso, y a pesar de todo, demostró su sorprendente vigor y fuerza de supervivencia.
Los viejos maestros de la Escuela Polaca del Cartel (anos 1956-1970) como Henryk Tomaszewski, Jan Lenica, Waldemar Świerzy, Roman Cieślewicz, Jan Młodożeniec, mi querido artista Franciszek Starowieyski y muchos otros, se han ido. A finales de los anos setenta les apoyaron, entre otros, los artistas que siguen trabajando hasta hoy, como: Jan Jaromir Aleksiun, Jerzy Czerniawski, Jan Sawka, Eugeniusz Get Stankiewicz, Andrzej Pągowski, Grzegorz Marszałek, Mieczysław Wasilewski, Rafał Olbiński, Wiesław Rosocha, Rosław Szaybo, y los profesores de las polacas Academias de Bellas Artes (Facultades) que siguen en activo, como: Lech Majewski, Władysław Pluta, Piotr Kunce, Roman Kalarus y mi más cercano Mieczysław Górowski (fallecido en 2011) y cuyas obras se pueden ver.
Entre los participantes de esta presentación se encuentran también las siguientes generaciones de artistas de los anos ochenta y los noventa que, claramente, se inscribieron en las páginas de la historia del cartel polaco contemporáneo. Los representantes de la (principal – esto fuera) corriente pictórica: Wiktor Sadowski, Wiesław Wałkuski, Leszek Żebrowski, Wiesław Grzegorczyk. También expresan su propio lenguaje de forma gráfica y clara: Mirosław Adamczyk, Tomasz Bogusławski, Sławomir Kosmynka y el dúo creativo y matrimonio: Joanna Górska – Jerzy Skakun. La generación de principios del siglo XXI está representada por: Sebastian Kubica, Michał Książek, Monika Starowicz, Michał Jandura, Ryszard Kajzer junto con los artistas que crean en sus centros: Elżbieta Wojciechowska, Małgorzata Gurowska, Bogna Otto-Węgrzyn, Zbigniew Latała, Zbigniew Szumski, Jacek Staniszewski. La generación más joven de la exposición es representada por: Monika Sojka, Jakub Zasada, Wojtek Kołek, Ewa Bajek-Wein, Bartosz Łukaszonek. Sin lugar a dudas, quienes más éxitos obtienen actualmente, también en otras áreas son: Ryszard Kaja y Kaja Renkas, con los que trabajo de forma muy activa. Desde fuera de las fronteras de Polonia colaboran, entre otros: Sława Harasymowicz y Leszek Wiśniewski. Todos ellos, tratan de describir, comunicar y comentar de forma gráfica nuestra vida cultural, sin sucumbir a los rigores y las presiones de la comercialización de la publicidad, ni perder de vista la función de la información.
El rasgo característico del cartel polaco es su individualidad y el arte. En el cartel se puede ver fácilmente cuando es el trabajo de su propio creador, su propia visión creativa, y cuando gana el gusto del cliente, quien le puso al artista sus límites. El cartel cumple mejor su misión, cuando representa lo esencial a nivel personal, cuando abstrae la idea principal, entonces es interesante y sugerente, es coherente con el estilo de la escritura del disenador.
Un cartel así, puede seguir atrayendo la atención en la calle que nos bombardea con anuncios de colores agresivos. Un cartel así, puede llevarnos a una emocionante experiencia intelectual. Un cartel así, se queda en la memoria y perturba por su ambigüedad. Porque, al parecer, es sólo una obra de dos dimensiones, pero tiene que tener otras dimensiones también que estimularán todos nuestros sentidos y nos llevarán a una sala de cine o al asiento de una ópera u otro evento que anuncia.
He tratado de presentar las figuras más importantes del cartel polaco contemporáneo. Es una tarea muy difícil porque en el mercado polaco existen funcionan generaciones de disenadores de carteles. Mostrar incluso una sola obra de cada autor excedería las capacidades de la sala de exposiciones.
Estoy convencido de que la cita del público espanol con el cartel polaco contemporáneo convencerá al espectador, tanto por su mensaje universal, como por su individualidad.
Krzysztof Dydo
Traducción del polaco al espanol: Dr. Alicia Senón-Llopis Golec
Dirección:
- La Escola d’Art i Superior de Disseny de València