Jerzy Kukuczka, el gran escalador polaco conocido familiarmente como Jurek, fue un hombre con apetito voraz de las altas montañas: escaló todos los catorce ochomiles en ocho años, completando su proyecto tan sólo unos meses después de que lo consiguiera, como primero, Reinhold Messner. Pero el mérito de Kukuczka, tal vez uno de los alpinistas más innovadores y atrevidos de todos los tiempos, consiste ante todo en el estilo de estas ascensiones –entre sus catorce ochomiles figuran nueve aperturas de nuevas rutas, cuatro primeras invernales, y solamente usó oxígeno artificial en el Everest– así como en las enormes dificultades que tuvo que superar para llevar a cabo sus expediciones.
Mi mundo vertical, narra la increíble historia de un hombre modesto y familiar, que sueña con las altas cumbres del Himalaya. Para ver sus anhelos cumplidos, lucha contra la burocracia y la escasez de medios y pinta chimeneas de las destartaladas fábricas comunistas mientras sueña con el Lhotse.
Lejos de ser mera crónica alpinística de la época cuando su autor conquistaba los sucesivos gigantes del Himalaya y Karakórum (1997-1987), se trata de un texto profundamente humano, redactado en forma de recuerdos, a veces muy personales e íntimos. Kukczka transmite con asombrosa sinceridad sus sentimientos en los momentos más difíciles de su carrera, retrata a sus amigos –algunos de ellos himalayistas de renombre, como Voytek Kurtyka, Krzysztof Wielicki o Wanda Rutkiewicz–, y hace alarde de un admirable sentido del humor al hablar de la cruda realidad sociopolítica que le rodeaba.
Un libro imprescindible para los alpinistas y amantes de las buenas biografías, sobre un personaje de quien Messner ha dicho: «No eres el segundo, eres grande.»
Jerzy Kukuczka nace en la cuenca minera de Katowice (Polonia) en 1948. De 1965 a 1975 escala en los Tatras, Alpes y Dolomitas, donde realiza diversas aperturas y primeras invernales. Casado y con dos hijos, trabaja como minero y electricista. Es el segundo hombre que escaló los catorce ochomiles principales de la Tierra. Innovador y aperturista de nuevas rutas en estilo alpino, recibe en 1988, junto con Reinhold Messner, la Medalla de Oro Olímpico.
Los que escalaron con él dicen que aclimataba despacio pero, una vez que lo conseguía, su fuerza, resistencia y energía no tenían igual. Entre sus actividades más memorables figuran la apertura de una nueva ruta en solitario al Makalu, la primera travesía de las cimas Norte, Central y Principal del Broad Peak con Voytek Kurtyka, y la apertura de la nueva ruta en la cara sur del K2, con Tadeusz Piotrowski.
Kukuczka fallece en 1989 en la cara sur del Lhotse, al romperse su cuerda tras una caída.