La II República polaca fue pionera en la lucha por la igualdad de las mujeres, como fue la concesión del voto a la mujer en 1918. En aquel año, Polonia luchaba por sus fronteras históricas con la participación activa de la mujer. En la ciudad de Lvov, se formó la Ochotnicza Legia Kobiet, (OLK) que fue liderada por la posterior Lt. Col. Aleksandra Zagórska (1884-1965) y entre las que destacó la cmte. Wanda Gertz en la defensa de Vilna. La OLK llegó a reunir 2.500 mujeres, en funciones auxiliares, pero también en primera línea, con 66 caídos en la defensa de Lvov, durante el conflicto polaco-soviético. De entre sus filas saldrá Maria Wittek (1899-1997) la primera Brigadier General del ejército polaco.
Sin embargo, las mujeres en la lucha por la independencia, no sólo eran madres que habían sabido trasmitir la herencia polaca a sus hijos. El médico Adrian Baraniecki (1870-1924) creó en 1868 en Cracovia (zona austriaca) los Wyższe Kursy dla Kobiet (cursos superiores para mujeres) con prestigiosos profesores de la universidad. Los cursos tuvieron su sede en el convento de los franciscanos de Cracovia, donde las estudiantes podían elegir entre tres facultades: la Facultad de Historia y Literatura, la Facultad de Ciencias Naturales y la Facultad de Bellas Artes, donde se graduaron unas cuatro mil mujeres. En Varsovia (zona rusa) en 1882 será la clandestina Uniwersytet Latający (universidad libre) la que daba cuatro carreras: ciencias sociales, ciencias filológicas e históricas, pedagogía y matemáticas y ciencias naturales, donde se graduaron otras siete mil mujeres. La más famosa de ellas, Maria Skłodowska-Curie (1867-1934), Premio Nobel de Física en 1903 y en Química en 1911.
Ante la imposibilidad de las mujeres de asistir a la universidad, sus egresadas se doctoraron en el extranjero, principalmente en Suiza y en Francia, como sería el caso de Anna Tomaszewicz-Dobrska (1854-1918), la primera mujer médico en Polonia, o la ginecóloga Ewa Halecka (1861-1947) que ejercerían en Bosnia-Herzegovina. En la universidad de Zurich destacaron, la primera doctora en filosofía en el siglo XX, Stefania Wolicka-Arnd (1851-1895) y la historiadora de economía, Zofia Golińska-Daszyńska (1866-1934).
En 1897 y 1900, el Ministerio de Educación y Ciencia de Viena permitió a las mujeres acceder a estudios y doctorados, lo que posibilitó el acceso a la Universidad Jagellónica de Cracovia y a la de Lvov. La trayectoria siguió creciendo durante la II República, pasando de menos de un 7 % a un 30 % de estudiantes femeninas en los campus universitarios. Este fenómeno educativo clandestino alumbró una generación de miles de mujeres, no individualidades excepcionales, que participaron en pie de igualdad en lograr la independencia de Polonia; representaron a sus conciudadanos en el parlamento y tuvieron un protagonismo brillante en el campo académico de las ciencias y de las humanidades, anticipándose décadas a otros países europeos.
José Luis Orella MartínezHistoriador. Profesor titular de la Universidad CEU-San Pablo